Grupo musical Ela Vin

Que alguien con nueve años se enganche a la música tras heredar el acordeón de su abuelo, un instrumento nada fácil a esa edad, significa, como poco, determinación. Esta historia -que cuenta Esther Vinuesa en BeatValencia y en la que afirma que aquello le dejaba moratones en las piernas y agujetas en los brazos- también significa que no tiene miedo a desnudar sus emociones en forma de canción. Y en eso está Vinuesa, que dice cantar lo que siente y sentir lo que canta. En estos días publica su segundo trabajo y, por lo escuchado, incide en su caracter intimista a lo canción francesa (Yann Tiersen es uno de sus referentes) o folk. Eso está bien, pero que madure sin prisas. Aunque tengamos etapas muy marcadas, los días tienen que ser variados, como los de ese pop encantador de Historias Vacías. © LCdP 2018 06-06-2018