Actualidad
e historia del pop español
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A
finales de 1993, el 8 de octubre,
se emite el primer programa de
Las Calles del Pop. Por
aquel entonces, Amador Moreno y Sergio Gavilán tenían suficientes
razones para poner en marcha un programa dedicado exclusivamente a la música
moderna española. La primera,que escaseaban... porque la música que se hacía
en España estaba casi siempre infravalorada y eclipsada por la poderosa
industria discográfica anglosajona.
Aparte de radiar y apoyar a las bandas y artistas que destacaban en esos primeros
años de la década de los 90, pretendían recuperar la
música que se había hecho en los años 80 para
quienes no la escucharon en su momento y mantenerla viva para los que sí
la disfrutaron.Así, rebuscaban entre su discoteca para sacar del olvido
canciones que son auténticas joyas y buscaban a sus artífices
para que los oyentes pudieran conocerles.
Fueron comienzos de críticas teñídas de adjetivos despectivos
entre los que 'desfasado' era de los más suaves. Pero al final el tiempo
pone todo en su sitio. Mucha de aquella música fue posteriormente 'encumbrada',
aunque me temo que, desgraciadamente, no por sus innegables cualidades artísticas
y sí más por intereses crematísticos, pero ésa es
otra historia...
Casi 18 años después, y a pesar de etapas algo oscuras,
nunca han faltado a la cita. Con Sergio al frente del programa, todavía
tienen su espacio, en el que sólo aspiran a difundir la buena música,
y mantenerse al margen del gran barullo actual de 'medios' dedicados a la
información musical española en internet, algunos de los cuales
abrazan el amarillismo, la mitificación, el dogmatismo o sobre todo ese
amateurismo de quienes se creen periodistas y desconocen las reglas mínimas
que requiere una buena información... pero ésa también
es otra historia.
Bruno Díaz (Madrid,
junio de 2010)
¡NO
TE CALLES!
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Puedes ponerte en contacto
con nosotros a través de la dirección de email:
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interesado en aparecer en el directorio de Las Calles del Pop, puedes enviar
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28033 Madrid
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Treinta
años han pasado desde que se emitió el primer programa de Las Calles del
Pop. Que seamos cinco años más viejos que Google podría envejecernos,
pero no. La experiencia no tiene por qué ser achacosa. Al contrario,
puede aligerar y que uno vea todo con más claridad. Tampoco nos rejuvenece.
No necesitamos experimentar ninguna regresión porque nunca hemos dejado de ser
jóvenes. Vivimos cada cosa en su momento y pasamos de la falsa nostalgia de
otros que creen haber vivido determinados periodos musicales. Entonces… ¿cuál
es la fórmula para mantenerse en forma? Ejercer el periodismo y ser honestos.
Y siempre con la creencia de que se puede hacer algo serio y atractivo al mismo
tiempo. Cultura y ocio. Primero con nuestro programa y luego con nuestra
web. Ambos se entremezclaron hace ya tiempo. La magia de la radio y las posibilidades
digitales.
Mucho tiempo transcurrido y seguimos sin casarnos con nadie. Los medios
dedicados en exclusiva a la música moderna española siguen siendo escasos y,
en la mayoría, la rigurosidad brilla por su ausencia. Cortar y pegar lo que
escriben otros es su santo y seña. ¿Escuchar la música para publicar una reseña?
¡Uff! ¡Es que lleva mucho tiempo! La preparación, escasa: con cuatro
o cinco preguntas básicas ya tienen una entrevista. ¡Viva la superficialidad!
Todo es muy bueno o muy malo según sus gustos per-so-na-les. Y casi siempre
intentando hacer lo que ya han hecho otros antes, envolviéndolo solo de otro
modo. Ya ni hablemos de los enfocados a las pseudoinformaciones a la venta.
De los que se tragan promociones sin rubor. O de los que hablan solo y exclusivamente
de lo que conoce la mayoría. Chapeau por los que se centran en las corrientes
underground siempre y cuando también las valoren en su justa medida.
No todo merece la pena. Y, al revés, hay mucho comercial que no es basura.
Sumémosle a ello, además, tener que leer de algunos que ellos fueron los pioneros.
Como si decirlo les convirtiera en eso. Afortunadamente, el Archivo de Internet
deja constancia de quiénes y cuándo empezaron labores de recopilación y análisis.
De acuerdo, nuestro primer paso en internet allá por 2002 fue lo que fue por
los medios de los que disponíamos, pero siempre pretendió ser lo suficientemente
serio para darle el reconocimiento que merece el pop español. Lo que no
conviene olvidar es esos aficionados y bienintencionados intentos en una adolescente
internet y, sobre todo, a quienes ya habían editado en papel -libros, revistas
o artículos- cuando no existía esta red. Incluso nosotros, claro, partimos para
la web de algo similar puesto en marcha antes en otros países. Y es que en otros
lugares se valora lo que se hace en su tierra. Aquí, ya se sabe. En cualquier
caso, a nosotros nunca nos ha afectado esa actitud despreciativa, pero… ya está
bien: ¡Aquí también se hizo, se hace y se hará música interesante!
Los hay que se atreven a afirmar que ellos son el único archivo histórico
sobre grupos y solistas españoles que existe en internet. Como si
de esa forma pudiesen borrar a los demás. ¿Tanto temen lo que hacemos otros?
Contar una historia larga y aburrida no lo convierte en 'histórico'. No todos
tienen una vida tan interesante como la de Antonio Vega. Mejor no hablar de
los que dicen sobre lo suyo: "Es el mejor...". Ellos mismos se retratan.
Y qué decir de esos 'medios' que, simplemente, los usan muy a lo Umbral, porque
han ido a hablar de su libro. O los que llevan a cabo iniciativas carentes de
la honestidad que precisan y que les darán -o no- los réditos en likes
y palmaditas en la espalda que buscan y calmen su bolsillo, su ego o su autoestima.
O, el colmo, esos en los que se percibe su marcado acento neoliberal, su actitud
a la hora de contar con colaboradores: no pagamos pero luego puedes poner
en tu currículum dónde has publicado. Minusvaloran una profesión
y se nutren de contenidos, que no informaciones. La calidad, para ellos, es
lo de menos.
Releyendo lo que llevamos escrito, podría parecer que a lo mejor hemos estado
demasiado tiempo callándonos algunas cosas e incumpliendo nuestro lema de ¡No
te calles! Pero lo más seguro es que en este tiempo sencillamente hemos
estado haciendo todo aquello en lo que creíamos. Otros dedican sus esfuerzos
a vocear lo que dicen hacer.
A pesar de todo lo dicho, hubo y hay periodismo musical más que digno en
este país. Entre los medios musicales que abordan conjuntamente lo nacional
e internacional, afortunadamente casi siempre hubo al menos quien trató a la
música moderna española con el mimo necesario y dedicándole el espacio que merecía.
Se nos viene a la mente aquellos programas de t.v. y radio tan añorados
de la época de la Movida, los diarios y revistas -sobre todo en los 80
y 90- que hicieron una labor significativa para divulgarla. También una revista
creada a finales-finales de los 90 que luego supo reinventarse en lo digital
y, además, seguir publicando todavía hoy obras cuidadas en maravilloso
papel. Y, de los actuales, esos medios generalistas o culturales que le dan
un espacio en consonancia a su relevancia con tribunas de reconocidos especialistas,
artículos trabajados o extensas entrevistas en profundidad.
Nosotros empezamos cuando recabar información o dar con los músicos era una
tarea a veces muy ardua. Las redes sociales ni estaban, ni se las... bueno,
visto lo visto, sí se las esperaba, y con ganas. Y a Youtube le
quedaba algo para empezando a gatear. Y, aun así, nunca fue un impedimento para
investigar. Y para investigar hay que dedicarle tiempo, mucho tiempo. Antes
y ahora.
Antes, y ahora todavía, buscábamos información en los propios vinilos (o CDs,
sí, también), archivos, hemerotecas, bibliotecas o tiendas de discos de segunda
mano. En la actualidad, hay muchos datos en internet. Y es que la red de redes
-que se decía antaño- sigue teniendo cosas positivas respecto a esos aires de
libertad que nos vendieron de ella. Todos esos viejos músicos que tuvieron una
banda en su juventud o esos apasionados amantes de la música que nutren internet
con datos, recortes de prensa, grabaciones descatalogadas, no comercializadas
o en formato maqueta. Esos que no pretenden ponerse medallitas, simplemente
salvaguardar con cariño la música -en general olvidada- de su ciudad o región,
o de unos géneros musicales concretos. Ellos son ya, a veces, el único hilo
del que tirar. El único hilo para rescatar y que no se pierdan para siempre
en el olvido algunos artistas, como si nunca hubieran existido, y que nosotros
verificamos, analizamos y ponemos en contexto, dándole el valor que tienen (y
algunos les niegan) o no tienen (y algunos sobrevaloran). Nuestro reconocimiento
a estos rescatadores, eso modestos monuments men de parte de la música
moderna española.
Sí, el tiempo pasa, como cantaba mi admirado Enrique Urquijo con Los Secretos.
Mi -sí, paso aquí al pronombre personal- única 'debilidad' y que nunca he ocultado.
Sería muy largo, y seguramente carente de interés para muchos, contar el porqué
de ello. Aparte, siempre debe haber una excepción ¿no? Que tire la primera
piedra el que en alguna ocasión antes que ejercer de periodista no ha dejado
prevalecer sus sentimientos.
En fin, no pretendemos ser ningún faro que señale lo que se debe o no escuchar.
Que cada uno se 'estrelle' con gusto en los arrecifes de lo innovador o lo clásico,
del vanguardismo o lo demodé, del sibaritismo o de lo pasional, del purismo
o del mestizaje, de lo reivindicativo o lo humorístico, de lo reflexivo
o lo banal. Lo que quizá sí seamos es una reserva musical a la que cualquiera
puede acudir para descubrir por sí mismo -a través de nuestras pistas- a qué
música quiere dedicar su tiempo. Ya sea por sus valores artísticos o simplemente
porque es el tipo de música que a uno le gusta.
Pese a quien le pese. Lo sentimos. Algunos seguimos siendo periodistas. Aunque
sería muy pretencioso decir, aun especificando que es en el ámbito musical y
cultural, que hacemos periodismo de investigación. Este sí es realmente importante
en un mundo -parte de él, que quede claro- cada vez más reaccionario, retrógrado,
insolidario, desigual y corrupto. Lo dejaremos en periodismo cultural, crítica
y arqueología musical. Por cierto, nosotros nunca hemos sido equidistantes
en cuestiones políticas y sociales. Tampoco hemos necesitado ondear ninguna
bandera para defender lo que hay que defender.
Esta vez hemos incumplido lo que nos diferencia, nuestra máxima de sintetizar,
de ir a la esencia. Una vez en treinta años… No, no somos perfectos. También
nos equivocamos. Y así lo reconocemos. Pero ésta es nuestra declaración de finales,
porque desde el principio sabíamos a dónde y cómo llegar. Y aquí y así seguimos.
Sergio Gavilán.
La Prospe. Chamartín. Madrid. Octubre 2023
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