No debería haber pop que se precie que se disocie de lo sencillo, pero si un pop se vuelve más sofisticado sin olvidar dicha esencia es merecedor de seguir llamándose como tal. Y, con esa salvedad, el de estos madrileños, sobre todo en su último disco, lo es. Comprendemos que con su heterogeneidad de gustos (REM, Cohen, Bowie, Prince, Cure, Planetas...) rehúyan de las etiquetas, pero también se entienden sus propios añadidos: dream y shoegaze. Por la sónica atmosférica al envolver sus canciones, por sus distorsiones guitarreras, por su temática de incertidumbre y por -esta vez sí- incumplir la sagrada regla pop de los tres minutos. Óscar Salinas (voz, bajo y guit), Vicent Martín (voz y guit), Juanma Caballero (voz, bajo y guit) y Andrés Martín (batería) han acertado al pasarse al castellano -sí, llegan mejor-, y eso que Good enought o la versión del Laid de los ingleses James, con ese ritmo in crescendo que aplican, funcionan. P.D.: que el pop siga vivo y coleando depende de cada uno... ¡a por ello! © LCdP 2021 18-06-2021